Frente al paseo marítimo de Málaga, la nueva sede de la Diputación Provincial se acomoda abrazando el antiguo Centro Cívico, cuyo pasado como Casa de la Misericordia dio nombre a las playas adyacentes.

Tanto la dirección como la distribución de las piezas del antiguo Centro Cívico determinan decisivamente la morfología de la nueva Diputación, marcada por una horizontalidad que reduce respetuosamente la altura de sus volúmenes.

El nuevo edificio dialoga con el histórico, desarrollándose horizontalmente y concentrando el programa en dos volúmenes perpendiculares que siguen las direcciones del edificio antiguo, por lo que gira ligeramente desviándose de las alineaciones de las calles que conforman la manzana. 

Mientras el bloque principal se formaliza nítidamente en la esquina este, frente a la glorieta donde confluyen la avenida de los Guindos con la calle Pacífico, la larga pieza enfrentada a la costa descansa sobre rotundos paralelepípedos perpendiculares a su eje mayor en planta baja. Estos volúmenes se disponen separados por intersticios formando patios cubiertos que esponjan el nivel de acceso.

El programa de la Diputación, que aúna lo representativo del poder público con el funcionamiento gestor, se reparte entre los dos edificios denominados respectivamente ‘político’ y ‘administrativo’. El primero contiene las dependencias institucionales, que incluyen los espacios destinados a la presidencia, los grupos políticos, la secretaría y, como elemento principal, el salón de plenos que funciona como un pequeño parlamento.

 El segundo, dispuesto a lo largo de la calle Almonte albergan los servicios, las áreas técnicas y administrativas. Ambos se comunican en semisótano mediante una rampa que cose las diferentes estancias, salvando el desnivel que las separa.

El edificio ha sido diseñado siguiendo directivas encaminadas a una mayor sostenibilidad ambiental, incluyendo una central de trigeneración que abastece al conjunto de agua caliente, refrigeración y electricidad a partir de la transformación de gas natural, además de incorporar soluciones domóticas que reducen el consumo de iluminación artificial.

 Constructivamente, las capas que conforman las fachadas cumplen múltiples cometidos, al regular los niveles de soleamiento y temperatura, y dotar de cierta privacidad a las estancias, sin entrar en conflicto con la transmisión de una imagen de transparencia que simbolice a la institución, lo que se consigue por medio de amplias superficies vidriadas desplegadas en el perímetro con una modulación que acentúa la horizontalidad de los volúmenes, protegidos tras una malla de acero inoxidable que tamiza tanto las vistas como la entrada de luz. 

Finalmente se dispone de una tercera piel constituida por paneles de varillas de madera trenzada que logran un nuevo nivel de intimidad.