Inaugurado en 1921 por Alfonso XII, el Caminito del Rey es una estrecha pasarela que se construyó como vía de servicio para los trabajadores que debían desplazarse desde la presa del Conde de Guadalhorce hasta la hidroeléctrica de El Chorro. Poco a poco pasó a formar parte de la vida cotidiana de la población local, llegando incluso a utilizarse como la ruta más corta para llevar a los niños al colegio, en las inmediaciones del pantano. Perdida su relevancia industrial a final de siglo, el camino fue cayendo en la ruina por la acción de la propia naturaleza, el paso del tiempo y también actos vandálicos. La recuperación del camino tiene importancia no sólo como atracción turística sino como reivindicación del valor histórico del Desfiladero de los Gaitanes.

Para completar la recuperación de la infraestructura ha sido necesaria la conjunción de un proyecto medioambiental, un proyecto urbanístico y de ordenación territorial (Plan Especial del Caminito del Rey y su entorno), y un proyecto técnico de ejecución para la construcción de las pasarelas, cabinas de control y centros de recepción de visitantes. El área está enclavada dentro de tres términos municipales, situados en el centro de la provincia de Málaga: Ardales, Antequera y Álora. El recorrido total del Caminito del Rey es de 7,7 km, de los cuales 4,8 son de accesos y 2,9 de pasarelas. En lo que se refiere a las pasarelas ancladas en las paredes verticales de las gargantas (la parte más conocida del recorrido), la distancia entre la entrada y la salida es de 2,9 km repartidos entre 1,5 km de pasarelas propiamente dichas y 1,4 de sendero o pista forestal. Las pasarelas superan en algunos tramos los cien metros de altura sobre el nivel del río.

El proyecto plantea un sistema constructivo mimético con el escarpe y que se adapta a la topografía vertical como si fuera un ser vivo que se adhiere a la roca. La recuperación del camino constituye la primera parte de un Plan Especial concebido no sólo para garantizar que el impacto humano no deteriore la zona, sino para que además contribuya al crecimiento económico y a la mejora del nivel de vida de la comarca. Se trata de un enclave de indudable valor paisajístico, antropológico y arqueológico y de especial relevancia por su fauna, por su flora y por su especial geología, que hasta hace poco tiempo ha estado reservado únicamente a los amantes del deporte de riesgo. La conservación de la vieja infraestructura, manteniéndola como arqueología industrial, y el sistema constructivo de las nuevas pasarelas, que respeta el medio natural y minimiza el impacto del proyecto, convierten el conjunto en un lugar excepcional.