Hace siglos el estuario del río Tajo era más ancho. El espacio disponible en el frente fluvial de la capital portuguesa se ha multiplicado tras sucesivas intervenciones llevadas a cabo a lo largo del tiempo. En esta franja de tierra ganada al agua se levanta la nueva sede central de la compañía EDP —Energías de Portugal—, uno de los principales grupos eléctricos de Europa, y el mayor de Portugal.

La volumetría del edificio está condicionada por su emplazamiento a la orilla del río, un lugar prominente de gran visibilidad y carga simbólica dentro de la ciudad. El programa se organiza en dos paralelepídos estrechos —dispuestos perpendicularmente respecto de la margen norte del río para no bloquear las vistas desde la ciudad—, unidos por unas pasarelas inclinadas que encierran una plaza pública sombreada bajo la cual se colocan el auditorio y las salas polivalentes. A nivel constructivo, el conjunto se resuelve atendiendo a tres principio básicos: la modulación, la estructura y la protección solar. Tanto la fachada como el umbráculo de la plaza, se cubren con unos perfiles de sección variable que, además de proteger los espacios interiores de la radiación solar, dotan de unidad y de carácter monumental al complejo... [+]