Las naves industriales y los almacenes vinícolas de la región de Azeitão (al sur de Lisboa) han ido cambiando de uso conforme las formas de producción se han especializado. En la aldea de Brejos, a pocos kilómetros de la ciudad, una antigua bodega se ha rehabilitado para alojar una casa unifamiliar. Exteriormente, al volumen apenas cambia, pero una operación de vaciado ha dejado libre el espacio para diseñar un interior singular que conserva la esencia de almacén del viejo edificio.

La construcción original respondía a la función que durante tiempo desempeñó: un pabellón largo con pesados muros de piedra —de casi un metro de espesor— y una cubierta a dos aguas con estructura de madera y generosos aleros; el conjunto del espacio se dedicaba al almacenaje de vinos, en cajas de diversos tamaños. Ahora, los muros se han conservado y de ellos se han colgado, elevadas, piezas prismáticas que acogen las estancias más privadas del nuevo programa residencial: dormitorios, estudios y baños; en el nivel de la calle, la planta permanece completamente diáfana, albergando una sala de estar de ciento treinta metros cuadrados. Los muros llevan a cabo la labor de comunicación entre ambos niveles: cuatro escaleras los recorren interiormente para dar paso desde el salón y de forma independiente a las cuatro habitaciones superiores. Su función en la planta de acceso es doble, al acoger también una cocina estrecha y alargada en el lado oriental y un aseo en el occidental, además de una despensa y varios armarios embebidos a lo largo de todo el perímetro.

En fachada, las antiguas ventanas del almacén se han conservado con su forma y ubicación originales, con lo que la distribución de piezas en el interior se ha hecho de manera que la entrada de luz garantice una correcta iluminación. En el nivel inferior, la luz procede de las caras frontal y trasera, recortadas por sendos portones de entrada y diez huecos menores (cinco en cada fachada) que se han cerrado con vidrio y carpintería de aluminio. En el nivel superior, tres huecos en cada una de las caras laterales iluminan las piezas: se ha hecho coincidir la ubicación de las estancias principales —cuya pared hacia el corredor es enteramente de vidrio— con la de los huecos, de manera que la luz y las vistas encuentran el camino más corto para alcanzar su interior. Los muros enlucidos en blanco, el pavimento de tarima clara y las carpinterías metálicas terminan de definir un espacio reposado, a doble altura, en el que las cajas, soportadas por una estructura de perfiles de acero anclada a los muros a diferentes alturas, parecen flotar... [+]