En la esquina de la calle Areal con la calle Oporto se encuentra el edificio que hoy alberga el Rectorado de la Universidad de Vigo, y que en su día alojó la Comandancia Militar de la ciudad. Las dependencias destinadas a usos administrativos se habían quedado pequeñas, por lo que la Universidad tomó la decisión de convocar un concurso para resolver ese problema de falta de espacio. La obra de ampliación había de construirse en el terreno situado entre la fachada sur del rectorado y el siguiente inmueble de la calle Oporto. El proyecto, además de incrementar la superficie construida existente, debía solventar el conflictivo encuentro entre edificios de distinta escala y condición que se presentaba en el lugar.

Para atender a todas estas condiciones ha concebido un edificio dividido radicalmente en dos cuerpos contrapuestos. Las cuatro plantas inferiores forman un volumen sólido de granito que dialoga con el Rectorado. El cuerpo superior, compuesto por tres plantas de oficinas y una de instalaciones, se yergue ligero y unitario, asomándose al mar, ocultando la medianería vecina y enfatizando la verticalidad. Con el fin de facilitar la mayor flexibilidad de usos se han concentrado en un solo bloque núcleos de circulación, aseos e instalaciones. El espacio público de separación entre edificios sirve como nueva calle peatonal de acceso. Una pasarela metálica conecta en el segundo piso el volumen existente con la ampliación. El vacío que se produce en este punto de entrada establece una comunicación vertical entre las plantas inferiores, que se manifiesta expresivamente en la fachada.

Los materiales y los sistemas constructivos empleados en los cerramientos exteriores se han elegido para subrayar la idea a partir de la cual se materializa el proyecto. Un aplacado de granito silvestre, con características similares a las de la piedra de las fachadas del Rectorado, es el responsable de la solidez aparente del cuerpo inferior. El volumen superior aparece como una caja liviana por la madera de eyong de su cerramiento modular. En él se abren huecos con contraventanas plegables y correderas que cuando están cerradas quedan enrasadas con el resto del plano de fachada. La piel de este volumen que corona la ampliación puede ser por tanto tersa y hermética, o exhibir los pliegues de acordeón de las contraventanas. La atención al detalle y la precisión en la ejecución quieren subrayar la presencia de la nueva arquitectura junto a la existente en un edificio que también aspira a reflejar en su dualidad las contradicciones que caracterizan el discontinuo perfil de la ciudad de Vigo.

Planta de acceso