Museo Tomihiro, Azuma
Makoto Yokomizo 

Museo Tomihiro, Azuma

Makoto Yokomizo 


Profesor de educación física, Tomihiro Hoshino sufrió un accidente en 1970 durante una clase que le provocó una lesión medular que lo dejaría paralizado de cuello para abajo. Durante su prolongada recuperación en el hospital aprendió a utilizar la boca para manejar un pincel con el que, mezclando pintura y palabras, desarrollar un arte que pronto atraería la atención del gran público. Sus composiciones florales, a veces acompañadas con poemas escritos en un lenguaje sencillo, transmiten la alegría de estar vivo, y se exponían en un inicio en un pequeño centro social en desuso, localizado en su ciudad natal, Azuma. Se trata de una pequeña población de 4.000 habitantes enclavada junto a un lago artificial y localizada a dos horas y media de Tokio. Una afluencia de cuatro millones de visitantes a lo largo de diez años hizo patente la necesidad de reemplazar el viejo edificio por uno nuevo que pudiera recibir una mayor cantidad de público y contener la obra creciente de Tomihiro.

Para ello se convocó un concurso internacional, en el que venció esta propuesta frente a las más de 1.200 enviadas desde 53 países. Inspirada en la geometría que se deriva de una película de jabón, cuyas burbujas son maleables pero consistentes, la planta se organiza en base a la yuxtaposición de numerosos cilindros, cuyo espesor se ha reducido al máximo, encerrados en un contorno cuadrado. En los alzados de este prisma preciso se manifiestan las diferencias entre los cilindros recortados, así como entre los espacios que encierran, dando lugar a todo un catálogo de texturas de delicada factura. Desde las montañas circundantes la cubierta, verdadera quinta fachada, se hace presente y transmite con claridad la sencillez del esquema organizativo utilizado.

Ya en el interior, se buscó evitar la configuración arquetípica de las salas de los museos de arte contemporáneo, basada en los espacios prismáticos, blancos y asépticos, y para ello se optó decididamente por la búsqueda de la diversidad en las soluciones espaciales. Como si se tratara de resolver un puzzle de gran complejidad, los cilindros se disponen sin seguir un principio compositivo rector, ordenándolos únicamente por las relaciones que se desea crear entre ellos. Es una arquitectura generada por acumulación, compuesta por una serie de elementos trazados de acuerdo con las funciones y superficies requeridas. Así, cada uno tiene un tamaño y un ambiente determinado; en función de su uso los habrá luminosos y oscuros, silenciosos y animados, cálidos y fríos, generándose un racimo de experiencias que darán lugar a una visita animada y sorpresiva. Para los espacios expositivos se reserva la zona central del cuadrado, y se prescinde de ventanas con la intención de proteger las obras de arte. Hay otros espacios, como la cafetería, en los que las estancias se abren por completo al paisaje; en este caso grandes paños de vidrio serigrafiado con motivos varios permiten contemplar el lago en cuyo borde se emplaza... [+]


Obra

Museo Tomihiro, Azuma, Gunma, Japón.

Cliente

Ayuntamiento de Azuma.

Arquitecto

Makoto Yokomizo (aat + Makoto  Yokomizo Architects).

Consultores

Mari Ozaki (OZ Color Studio/diseño de color); Yukimasa Matzda, Ushiwakamaru, Matzda Office (diseño gráfico); Mitsuhiro Kanada, Arup (estructuras); Naoto Hattori, Arup (instalación eléctrica); Shoji Hiroyasu (iluminación); Eiji Sato, E.S. (instalaciones)

Fotos

Makoto Yokomizo, Hiroyasu Sakaguchi