Edificio Prada en Aoyama, Tokio
Herzog & de Meuron 

Edificio Prada en Aoyama, Tokio

Herzog & de Meuron 


La primera visita al solar reveló dos rasgos característicos del área: por un lado su extremada heterogeneidad, que permitiría trabajar sin excesivos condicionamientos contextuales; y por otro, la poca altura de los edificios colindantes, que generaban un tejido abigarrado, en el que no quedaba ni un metro cuadrado sin edificar.

Esta situación inspiró el deseo de ganar visibilidad en altura, y de crear simultáneamente un espacio público similar a los existentes en Europa, lo que implicaba dejar parte de la superficie del solar sin construir. Ese lugar al aire libre recibió posteriormente el nombre de ‘plaza’: un sitio al que ir a pasar el rato incluso sin visitar la tienda. El edificio se convertiría en una atracción debido no sólo a su visibilidad, sino también gracias al potencial de la plaza como punto de encuentro.

El estudio de las ordenanzas descubrió en ellas una complejidad que llegaba a modelar literalmente el volumen edificable permitido. Dicho volumen se desplazó por el solar, constatando que cuanto más se acercaba a la esquina no ocupada, más se parecía el espacio libre a la idea original de ‘plaza’. Así, el edificio se convirtió en un híbrido de extrañas formas, cada vez más libre y visible, mientras que la plaza iba tomando un carácter más íntimo.

A lo largo del proceso, el edificio adquirió una forma cristalina. La diversidad de interpretaciones del volumen obtenido resultaba fascinante. La decisión de construir un edificio estrecho y alto condujo a una forma escultórica, aunque también sencilla e inmediatamente reconocible. Dependiendo del ángulo de visión, el prisma de cristal se transformaba en una casa arquetípica, o en una ‘bursa’, un tipo de bolso precioso. Finalmente se situó como se habría hecho con una planta, colocándolo donde las condiciones para su desarrollo eran óptimas.

El espacio interior es deliberadamente fluido, con conexiones entre los distintos niveles, de manera que los visitantes no distingan en qué planta se encuentran, sino que perciban todo el interior como un espacio continuo. Materializar estos objetivos supuso una gran complejidad técnica: en términos de estructura, cerramiento e instalaciones contra incendios, el edificio terminó siendo una de las construcciones más complejas de Japón.

La estructura, el espacio interior y la fachada forman un todo. Los núcleos verticales y los tubos horizontales, los forjados y el entramado de la fachada definen el espacio y configuran al mismo tiempo la estructura. A excepción de las piezas de vidrio, todos los elementos visibles del edificio forman la estructura y la fachada, y configuran el interior.


Cliente Client

Prada

Arquitectos Architects

Jacques Herzog, Pierre de Meuron, Stefan Marbach,Wolfgang Hardt, Reto Pedrocchi

Colaboradores Collaborators

L. Andrisani, A. Fries, Y. Himeno, H. Kikuchi, S. Okuda, D. Pokora, G. Schmid, M. Tinner

Consultores Consultants

Takenaka (estructuras, instalaciones, protección contra incendios structural, mechanical engineering, fire safety); WGG Schnetzer Puskas (estructuras structural engineering); Emmer Pfenninger (fachada facade); Arup (iluminación lighting)

Contratista Contractor

Takenaka Corporation

Fotos Photos

Nacása & Partners, Christian Richters