Museo Küppersmühle, Colección Grothe, Duisburg
Herzog & de Meuron 

Museo Küppersmühle, Colección Grothe, Duisburg

Herzog & de Meuron 


Tras la crisis de la minería alemana, que dejó su huella en la cuenca del Ruhr con un panorama desolador de contaminación y desempleo, la ciudad de Duisburg es uno de los centros que más se han beneficiado de las medidas para recuperar el paisaje y reactivar la economía. A través de la arquitectura, iniciativas como la IBA de Emscher Park han suministrado los iconos con los que identificar esta recuperación social y física del medio. En el caso de Duisburg, Norman Foster fue responsable del plan de ordenación del Centro de Microelectrónica antes de proponer las directrices para la regeneración del puerto interior de la ciudad. En este entorno fluvial, recuperado para una ciudad que apenas disfrutaba de su situación estratégica entre los ríos Rin y Ruhr, es donde se encuentra la antigua fábrica conocida como Küppersmühle, elegida para acoger la colección Grothe de arte alemán posterior a la II Guerra Mundial.

Levantada entre 1908 y 1916, la construcción original de los hermanos Kiefer y Joseph Weiss preside con grandes masas murarias este punto de la actuación urbana destinada a restablecer la relación del centro urbano con el cauce del río. La presencia cerámica del edificio existente —un agregado de prismas de ladrillo y silos de chapa roblonada— se potencia tapiando parcialmente las ventanas originales con ladrillos del mismo tamaño y color para imponer un orden de huecos adecuado al nuevo uso museístico. Con el vidrio enrasado a haces exteriores —lo que subraya la volumetría neta del cuerpo principal—, estas incisiones muestran un marcado formato vertical, que ya demostró su eficacia en el estudio de Rémy Zaugg. La fachada al río adquiere así el ritmo abstracto de una partitura musical que niega el orden de lo existente al ser iluminada desde el interior cuando anochece.

La cirugía prosigue en el interior, donde algunos forjados fueron eliminados para lograr una altura libre de cinco o seis metros en las salas donde se exhiben obras de Polko, Baselitz, Richter o Penk. El acceso al museo tiene lugar por el frente opuesto al río, de cara a la ciudad. Junto al mismo y formando parte de la composición agregativa de este alzado, se añade una torre prismática que aloja la escalera principal. De planta trapezoidal, este cuerpo se cierra con paños de hormigón tintado en color terracota, cuyo remate superior se somete a la inclinación impuesta por el testero a dos aguas donde se ubica la entrada de público. En el interior, la altura de los peldaños se reduce para inducir un ritmo pausado a la visita de unas salas que apuestan por una neutralidad de muros blancos y suelos de piedra...[+][+][+]


Cliente Client
Duisburger Gemeinnützige Baugesellschaft 

Arquitectos Architects
Jacques Herzog, Pierre de Meuron, Harry Gugger, Christine Bingswanger 

Colaboradores Collaborators
Jürgen Johner

Consultores Consultants
Ove Arup (iluminación lighting); Lewenton Werner Schwarz (estructura structure); Kruck (instalaciones mechanical engineering)

Fotos Photos
Margherita Spiluttini, Christian Richters