Desde la costa de la más meridional de las Rías Bajas,Vigo rinde homenaje al océano con el Museo del Mar. Sobre la Punta de Muiño —que marca el final de la zona portuaria y el comienzo de las playas—, el museo media entre la tierra y el agua con un conjunto de jardines y edificios, patios, plazas, paseos y muelles orquestados en una estudiada secuencia espacial. Paisaje natural y al tiempo artificio construido, el conjunto expositivo coloniza un trozo privilegiado de litoral, apropiándose del horizonte a través de los huecos con los que se ha rasgado su envolvente.

Apostado entre la carretera que va a la ciudad y la línea de costa, el museo es un agregado de espacios al aire libre y recintos construidos a partir de los restos de una antigua conservera. Dividido en dos familias de naves y una pasarela que las relaciona, el edificio se levanta como un gran mirador sobre el paisaje marino.

 El cuerpo más próximo al camino arbolado de acceso —situado junto a la zona de aparcamiento— mantiene los gruesos muros de piedra de las naves primitivas, y en él se ha ubicado la entrada, el salón de actos y una sala de exposiciones permanentes que acusa la estructura de crujías longitudinales yuxtapuestas propia de las antiguas tipologías fabriles. Esta configuración espacial se ha adoptado también en la construcción del volumen de nueva planta edificado junto al espolón, aunque en este caso se han sustituido los muros de carga por hileras de pilares que funden las naves sucesivas en un continuo espacial.

 Con el restaurante en uno de sus extremos, el nuevo volumen se recorta en planta para adaptarse a la geometría de la costa, ocultando los sucesivos testeros tras una tapia que protege el jardín del restaurante de los embates de tormentas y temporales. Presidiendo la plaza que articula el encuentro entre el edificio existente y el de nueva creación —que se abre a la playa Mourisca—, un cubo de pequeñas dimensiones alberga un bar como homenaje a las tabernas marineras.

 El recorrido propuesto entre la tierra firme y la orilla culmina con el espolón que se adentra en el mar y lleva hasta el pabellón del acuario y el faro construidos expresamente para el museo, permitiendo contemplar el perfil de la ciudad y su estrecha relación con el puerto y el agua.

Para hacer explícita la estructura espacial de naves yuxtapuestas, la cubierta está formada por sucesivos tejados a dos aguas sustentados por una estructura de cerchas metálicas. Los lucernarios que rasgan las cumbreras prolongan al interior la sensación de estar fuera, en contacto con el sol y el mar.

Los restos de la antigua conservera que se incorporan al museo inspiran sus nuevas salas, configuradas como una sucesión de naves y materializadas con un lenguaje fabril de cerchas y cubiertas metálicas.


Cliente Client

Consorcio de la Zona Franca de Vigo

 Arquitectos Architects

Aldo Rossi, César Portela

Colaboradores Collaborators

Arturo Conde, Rodrigo Portanet (dirección de obra site supervision); José Antonio Suárez, Alberto Loredo (aparejadores quantity surveyors

Consultores Consultants

Antonio Reboreda (estructura structure); Luis Durán, Carmelo Freire (instalaciones mechanical engineering

Contratista Contractor

Necso, Entrecanales, Cubiertas; Cometal Laro (estructura metálica steel structure)

Fotos Photos

Hisao Suzuki, Paisajes españoles