Situado en la localidad suiza de Chur, el encargo supuso la ampliación de la antigua sede del Museo de Bellas Artes del Cantón de los Grisones, un inmueble ecléctico de trazas palladianas construido en 1876 y conocido como Villa Planta. Concebido como un ejercicio de aprovechamiento máximo de la parcela disponible y, al mismo tiempo, de integración urbana, el nuevo edificio es el resultado de invertir el orden que suele definir los programas museísticos: en lugar de disponerse sobre rasante, las salas de exposición se sitúan enterradas, de manera que el cubo que emerge alberga los espacios públicos de acceso. Esta estrategia permite reducir la ocupación del solar, dar continuidad al jardín preexistente y ofrecer hacia la calle una imagen compacta y unitaria. Aunque por su geometría rotunda y su lenguaje abstracto el edificio resulta visualmente autónomo respecto de su entorno, su diseño es fruto del diálogo entre la preexistencia y el nuevo volumen. Por un lado, el equilibrio entre estructura y ornamento que define tanto el cubo abstracto —revestido por una malla de piezas de hormigón que lo dota de un inconfundible carácter contemporáneo— como la villa original —de marcada influencia oriental—; por el otro, la presencia en ambos casos de una planta central y simétrica en la que la geometría resulta protagonista...[+][+]