El nuevo Distrito de Arte de Lausana es un plan de regeneración urbana que incluye la construcción de sedes para las instituciones museísticas más importantes de la ciudad y, a la vez, la recuperación de un área degradada junto a las vías del tren. Así, las nuevas dotaciones culturales se disponen en torno a un gran espacio público alargado, en cuyo margen sur se levanta el Museo Cantonal de Bellas Artes como un volumen monolítico longitudinal paralelo a los rieles. Como punto de partida, el proyecto busca expresar la memoria del sitio, su pasado industrial, empleando formas pragmáticas, geometrías rigurosas y líneas nítidas. Además, el diseño incorpora una colección de fragmentos existentes: el nuevo vestíbulo del edificio emerge de la fachada de un antiguo galpón ferroviario; mientras, la antigua ventana arqueada es el elemento protagonista de la fachada hacia el ferrocarril y, una vez en el vestíbulo, se revela como un componente sustancial de la secuencia espacial del nuevo complejo. El programa está organizado en tres niveles conectados por el vacío continuo del vestíbulo que estructura la circulación y los distintos usos. Las salas de exposición, dispuestas en la planta superior, están iluminadas mediante lucernarios modulares orientados al norte, diseñados para filtrar y regular la luz solar.