En una ubicación privilegiada, frente a la histórica ciudad de Saint-Malo, el Museo de Historia Marítima se ubica como un hito urbano como catalizador para la transformación del barrio en el que se asienta, caracterizado por su por su pasado industrial. Ciertos elementos del paisaje resuenan en el proyecto: los grandes volúmenes de los barcos de pesca con sus redes y geometrías sólidas, el color y el material de los tejados de pizarra del casco antiguo, la masividad de la arquitectura monumental de la ciudad y las fortalezas de Fort Nationale y Fort de la Conchée. Dos elementos diferentes pero complementarios, un zócalo y un volumen nítido y rotundo, dan lugar a un conjunto capaz de dotar de un nuevo significado, en diálogo con la historia de la ciudad y su geografía artificial, a este enclave anteriormente ocupado por silos industriales. El cuerpo horizontal, que se retranquea para generar cabida a una plaza pública, alberga la entrada y las áreas de servicio, mientras que el volumen vertical contiene las galerías de exposiciones. Junto con el revestimiento mineral de la envolvente, el perfil facetado de la pieza destinada a las galerías otorga al conjunto una imagen ambigua y enigmática que varía en función de las sombras arrojadas según la incidencia de la luz, la hora del día o las condiciones climáticas...[+][+]