La urbanización del sector de la Brosette pone el punto final a la transformación del bulevar Vincent-Gâche y, al mismo tiempo, se convierte en la mayor operación urbana en la historia de la Île de Nantes. Esta parcela de 1,5 hectáreas, abierta al río Loira y anteriormente ocupada por talleres de manufacturas y almacenes, acogerá seis edificios de usos mixtos. El solar se encuentra en la intersección de distintos sistemas formales: edificios de vivienda colectiva construidos en la década de 1970, un conjunto incompleto de oficinas rodeado de jardines, y la operación de Alexandre Chemetoff, que fue la primera fase de la renovación de la zona. El diseño del complejo es el resultado de un taller que reúne a tres despachos de arquitectura diferentes, un esfuerzo conjunto que pone especial énfasis en los problemas de escala, de identidad y de ocupación de los espacios exteriores, así como en aspectos medioambientales como la incidencia solar o los patrones de vientos. El conjunto prevé la construcción de seis edificios de usos mixtos, incluyendo una torre de 18 plantas en el extremo norte de la parcela, que mira hacia el Loira y actúa como cierre del conjunto.

La parcela se divide mediante un sistema de bandas longitudinales, dispuestas a lo largo del eje norte-sur, que da lugar a unos recorridos peatonales para enfatizar la relación del interior del conjunto con el río. La disposición perimetral de los seis edificios libera una serie de espacios en el interior de la manzana que se ocupan con plazas, terrazas y jardines. A pesar de que el suelo es de propiedad privada, todos los espacios exteriores están abiertos a la ciudad. El conjunto se articula en torno a una avenida peatonal que dirige al viandante hacia una gran plaza a los pies de la torre —bautizada como ‘360 View’—, en la que cuatro álamos entran en contraste con la envolvente metálica. El proyecto contempla la construcción de 225 viviendas, 5.200 m² de oficinas y un nuevo campus de 3.000 m² para Vatel, una escuela internacional de hostelería y turismo —que contará con aulas, restaurantes y una brasserie, así como con una residencia para estudiantes de 280 apartamentos—. La alineación de las cotas de las plantas de todos los edificios, junto con la regularidad de los huecos y la disposición de los espacios comunes de cada volumen a la misma altura, dotan al conjunto de un lenguaje común y amplias vistas del casco histórico.

Por su parte, la fachada de la torre está compuesta mediante la repetición de dos módulos de aluminio bruñido en los que se abren huecos rectangulares. La piel refleja su entorno durante el día, mientras que por la noche las persianas de chapa perforada se disuelven y permiten vislumbrar el interior de las viviendas.