En el entorno decididamente urbano de un barrio residencial de los años setenta situado en la localidad de Steyr, al sureste de Linz, la nueva iglesia dedicada a San Francisco de Asís busca la presencia de la naturaleza en medio de bloques residenciales de siete y ocho alturas. Como un oasis de calma en el tejido denso del barrio, la iglesia ocupa el centro de un solar en esquina orientándose en todas las direcciones para expresar el espíritu extrovertido y abierto del santo que le da nombre. Sin poder competir con su monumentalidad o volumetría con los edificios de vivienda que lo rodean, el centro afirma su vocación pública mediante el tratamiento de las áreas libres que cualifican su encuentro con el entorno.

Con sus lados orientados a los cuatro puntos cardinales, el templo es un agregado espacial de estancias contemplativas vinculadas mediante ámbitos dinámicos que permiten mirar al exterior a través de patios y grandes aperturas en los muros. La composición resultante de cuerpos de distinta altura se somete a la disciplina de un perímetro cuadrado, dejando en su interior pequeñosjardines que recuerdan la relación de San Francisco de Asís con la naturaleza. De la misma manera, un estanque y una plaza anteceden a la entrada principal en el flanco oeste, señalada por una marquesina sobre pilares que ofrece un lugar de encuentro tras los oficios religiosos al resguardo del sol y la lluvia. Tras éste, un vestíbulo acristalado da acceso a la iglesia propiamente dicha y a las dependencias auxiliares de la parroquia. De él parte también el pasillo —apenas definido por la baja altura del techo y el cuerpo cúbico con la estatua de la virgen— que conduce hasta la pila bautismal y la pequeña capilla en la esquina sureste del conjunto. Buscando la presencia de la naturaleza en el espacio de culto, tanto la iglesia como la capilla participan de la vegetación de los patios a través de grandes paños de vidrio.

Materialmente, la contundencia de la volumetría propuesta se confía a una envolvente de hormigón tintado en un tono verde oliva que acerca el cromatismo del edificio al del arbolado que lo envuelve. Un cajón de vidrio encastrado en la esquina correspondiente a la capilla sustituye al campanario como signo identificador del templo en su entorno urbano. Además de iluminar lateralmente este espacio, la vitrina alberga una instalación de tubos retorcidos de neón del artista Keith Sonnier. En contraste con la dureza aristada de esta carcasa, la capilla y la iglesia se trasdosan con tableros de contrachapado de abedul que contribuyen a delimitar el espacio sacro dentro del continuo espacial interior... [+]