Con el paisaje característico de colinas pobladas de encinas y alcornoques, una finca de 5000 hectáreas de secano en la provincia de Ciudad Real debía albergar las dotaciones necesarias para su explotación forestal, celebrar cacerías y servir de segunda residencia. El proyecto explora los vínculos entre espacio, objetos y recorrido para definir un recinto acotado y abarcable dentro de la extensa dehesa. Un conjunto de cuatro piezas —la casa principal, la vivienda del guarda, el pabellón de trofeos y la capilla— generan distintos episodios del pintoresco recorrido de dos kilómetros que, desde la entrada de la finca, culmina con el recinto ajardinado de la zona residencial. Con el pliegue como denominador común, cada programa adquiere una formalización acorde con su papel dentro del conjunto, con funciones que van de lo más utilitario a lo más simbólico.

Un sistema compositivo a base de pliegues funde en un conjunto la capilla, la casa (abajo), el pabellón de caza y la vivienda del guarda construidos para una extensa finca de secano.

Cada cuerpo se define así a partir de un tipo de pliegue distinto. Un plano de hormigón se dobla dos veces para formar la plataforma sobre la que se asienta la vivienda principal, su fachada sur y la cubierta, encerrando con este gesto envolvente el prisma de vidrio que alberga el salón y los cuerpos cerrados correspondientes a los dormitorios y la zona de servicio. En el límite entre el jardín y la reserva cinegética —con entradas habilitadas desde ambos recintos— el pabellón de trofeos desdobla la tapia del jardín en un pliegue lineal que alberga los servicios en su espesor y que se repliega sobre sí mismo para definir un espacio diáfano dedicado a la celebración de reuniones, comidas y juegos y a la exposición de piezas de caza.

Visible durante casi todo el trayecto de aproximación a la cumbre, la capilla domina la colina sobre la que se asienta la actuación, identificando en la distancia el punto donde el camino da un último giro antes de acceder a la casa. Como si se tratara de un ejercicio de papiroflexia, una envolvente de hormigón armado se dobla en sucesivos pliegues oblicuos para definir el ámbito donde los participantes celebran la misa que antecede a toda partida de caza. La ortogonalidad presente en los restantes edificios del conjunto se deforma en este caso mediante una tensión focal que acusa la presencia del altar, dando preponderancia al eje esteoeste de la iglesia. Una cruz, una lámpara de ónice y una imagen religiosa apoyan el acto litúrgico, enmarcados entre paños de hormigón dorado que reverbera ante la luz de las velas, única iluminación posible en esta ermita austera que carece de sumministro eléctrico y de agua.

Carente de agua y electricidad, la capilla acusa con pliegues oblicuos la focalidad introducida por el altar en una caja virtual. En ella se celebra la misa que tradicionalmente precede toda partida de caza.


Arquitectos Architects
Sol Madridejos & Juan Carlos Sancho 

Colaboradores Collaborators
Luis Renedo, Andrey García, Juan Antonio Garrido, Emilio Gómez-Ramos, Javier Moreno, Patricia Planell, Marta Toral 

Contratista Contractor
Ignacio Diezma

Fotos Photos
Hisao Suzuki