El proyecto estaba condicionado en su origen por un doble requerimiento: mantener un edificio existente y ampliar su superficie para adaptarse a las necesidades docentes y de investigación de los departamentos de Biología Celular y Genética. Construido a principios del siglo xx para uso militar, el edificio había quedado obsoleto a pesar de haber sufrido varias reformas. La necesidad de mantener fachadas y estructura y al mismo tiempo duplicar su superficie llevó, por un lado, a disponer una ampliación con una planta más sobre las dos existentes y, por otro, a disponer una nueva crujía al oeste de la parcela. La reorganización del programa dispone los laboratorios de docencia e investigación a lo largo del frente este; los servicios comunes, escaleras y accesos al norte y sur del volumen existente; y el pasillo principal de conexión del edificio al oeste de los laboratorios. La nueva crujía alberga despachos, seminarios y sala de reuniones.

La estructura de hormigón se refuerza con estructura metálica dejando la separación necesaria por encima del refuerzo de las vigas para el paso de instalaciones. La tercera planta, ampliada sobre el edificio original, se construye con estructura metálica de vigas y pilares y forjados de chapa colaborante. Las instalaciones, todas vistas, se organizan desde amplios huecos en paralelo al pasillo principal en conexión con la maquinaria de la cubierta.

La fachada oeste —la única que se modifica— se construye en policarbonato que permite iluminar de manera uniforme los pasillos del edificio. El resto de las fachadas de la tercera planta ampliada se cierran en un acabado de enfoscado negro y deployé sin huecos gracias a los lucernarios en cubierta. Las fachadas norte, sur y este se mantienen intactas salvo en la configuración de sus aberturas. Los huecos innecesarios se cierran con grandes palastros galvanizados. Los de las fachadas sur y este se construyen con profundas troneras también de chapa galvanizada de 8 milímetros, que permiten la entrada de luz uniforme en laboratorios, baños y vestuarios.

El edificio asoma a la amplia zona ajardinada del lado oeste. Los cerramientos de vidrio y un pavimento continuo de hormigón permiten extender los interiores hacia el jardín. Las estancias de los dos niveles superiores miran a los árboles, protegiéndose del excesivo soleamiento. Desde los despachos y sala de juntas, con huecos rasgados a la altura de la vista los primeros y un profundo brise-soleil la segunda, los ventanales de su lado opuesto dotan a estas habitaciones de una luz tamizada que las convierte en lugares privilegiados desde donde observar las distintas estaciones del año en el reflejo de los árboles.