En un edificio modernista del centro de Barcelona, cerca de las Ramblas y la Plaza Real, se encuentra la sede del estudio y de la Fundación Miralles. El inmueble es una muestra característica de la arquitectura de finales del siglo xix y reproduce una tipología común en la ciudad antigua de Barcelona: un acceso directo a una planta principal a través de una escalera y un gran salón que alberga las escaleras al resto de la casa.

En este caso, la intervención no puede definirse como una simple restauración, ni como un proceso de destrucción de lo existente, sino como un proceso de interpretación de la realidad edificada original en busca de la versatilidad y la flexibilidad de uso. Los muros de carga se conservan no solo en su estricta condición portante sino también como organizadores de la nueva estructura espacial. También se conservan los artesonados, solados y decoraciones como testimonio de la realidad alterada y manipulada. Mientras, algunos de los tabiques transversales se derriban para lograr espacios más abiertos y perspectivas más profundas; restos y fragmentos marcan y señalan su existencia anterior. Piezas singulares de mobiliario diseñadas por los propios arquitectos conviven con otras recuperadas, para contribuir a la caracterización del espacio interior...