Estación de AVE y pasarela peatonal, Santiago de Compostela
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Estación de AVE y pasarela peatonal, Santiago de Compostela

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La nueva Estación de Tren de Alta Velocidad de Santiago de Compostela, resultado del concurso internacional convocado por ADIF, se erige como una pieza clave de arquitectura e infraestructura que redefine la conexión urbana de la ciudad. El edificio de viajeros se ubica transversalmente sobre las vías, adosado a una pasarela peatonal inaugurada en 2011. Esta pasarela también actúa como vínculo urbano entre el centro histórico y la periferia sur, superando el fuerte desnivel y el trazado ferroviario que históricamente fragmentaban la zona.

Pensada para un uso mayoritariamente peatonal, la estación sitúa su acceso principal a nivel de ciudad. Desde esta cota superior se organiza un vestíbulo luminoso y transparente que se convierte en el corazón del proyecto. Este espacio, elevado sobre los andenes, recuerda al funcionamiento de los aeropuertos: un plano superior de llegadas y salidas, y un plano inferior para los intercambios de transporte. El acceso a los trenes se realiza a través de fingers, que conectan directamente con los andenes.

El esquema arquitectónico del conjunto es claro y funcional, en diálogo con la antigua estación y su marquesina. Dos plazas completan la composición urbana: la plaza de la Estación en el lado norte, y la plaza Clara Campoamor en el sur, ambas articuladas mediante núcleos de comunicación vertical con escaleras y ascensores, enlazados por la pasarela.

La arquitectura del edificio se adapta al entorno con una forma orgánica. Su construcción parte de una gran plataforma elevada sobre pilares y losas prefabricadas de hormigón, sobre la cual se ensamblan sistemas industrializados ligeros que permiten trabajar sin interrumpir el tráfico ferroviario. La envolvente recurre a materiales como policarbonato, U-glass, zinc, y paneles de metal perforado, en una paleta que combina transparencia, textura y durabilidad. La estructura metálica vista, pintada en verde, refuerza el carácter industrial del complejo.

Más allá de su función como terminal ferroviaria, la nueva estación se convierte en un nodo estratégico de movilidad y una infraestructura de integración urbana que, mediante una arquitectura racional y sensible, reconfigura la experiencia del viajero y del ciudadano.