Situada en la colina St. Patricks en el norte del centro urbano de Cork, la escuela de educación secundaria St. Angela ocupa un conjunto de edificios independientes que datan del siglo XIX. El proyecto debía conservar las construcciones existentes, respetando su valor patrimonial, y reinventar las conexiones entre ellas, adaptando el espacio educativo a los requerimientos funcionales contemporáneos.

Además de un convento, un jardín y dos construcciones históricas —que se rehabilitan—, el complejo incluye un nuevo volumen dedicado al arte, un edificio para la ciencia, un pabellón deportivo y una serie de pasajes que enlazan los diferentes programas mediante un recorrido climatizado. El recinto se concibe como una pequeña aldea con espacios públicos interconectados, zonas verdes y escalinatas. El desnivel de la parcela, que desciende dieciocho metros en la dirección norte sur, y su localización hacen que el conjunto sea visible desde el otro lado del río Lee, convirtiendo el singular perfil de las cubiertas en un hito reconocible desde lejos. Las aulas más especializadas se ubican en los edificios nuevos; mientras que las salas rehabilitadas se usan para programas más flexibles. Los pasillos, por su parte, se utilizan también como zonas de encuentro y espacios de aprendizaje informal.