Este proyecto forma parte de los concursos Lab-École, lanzados en 2019, que suponen un punto de inflexión en el panorama educativo de Quebec, renovando el programa, la organización y la manera de construir las escuelas primarias en la provincia canadiense. Obra de la firma Pelletier de Fontenay, con la colaboración de Leclerc Architects, la escuela moldeada por el juego de volúmenes y cubiertas aparece como una nueva línea de horizonte en el paisaje, permitiendo a los estudiantes explorar, descubrir y conectarse con la naturaleza.

El conjunto ofrece una doble interpretación para combinar la individualidad de cada ciclo y la convivencia intergeneracional de la comunidad escolar. Con amplios ventanales, cubiertas en voladizo y múltiples puntos de acceso, la arquitectura pretende hacer lo más permeable posible el límite entre el interior y el exterior, y así conectar la arquitectura con el entorno natural.

Las cubiertas en voladizo se interconectan para formar una pasarela cubierta continua alrededor del patio interior. Las piezas bajas y sus tejados inclinados evocan formas arquetípicas de la arquitectura vernácula. Las amplias chimeneas triangulares que perforan cada volumen permiten la entrada de luz cenital y sirven como un dispositivo bioclimático al evacuar el aire caliente.

Esta escuela es simple en su expresión y organización, pero compleja y rica en su espacialidad. En sección, las aulas se benefician de la pendiente del techo para lograr una altura generosa. Estas pendientes se extienden y se encuentran por encima de las áreas de colaboración, definiendo un espacio de doble altura. Compartida entre cuatro clases, la zona de colaboración se desarrolla en parte en doble altura y en parte en un entrepiso al que se accede por una escalera.