Con el fin de impulsar la especialización sanitaria desde los ámbitos de la docencia, la investigación y la tecnología, en 1997 se creó en Granada la Fundación Campus de la Salud, en la que participan organismos tanto públicos como privados. Entre sus objetivos se hallaba la creación —y posterior consolidación— de un campus del mismo nombre, una extensión de más de cincuenta hectáreas al suroeste de la capital, a caballo entre ésta y el municipio de Armilla. El plan de ordenación para el recinto determinó una mezcla de usos en los distintos sectores, y la disposición de amplias áreas verdes en paralelo a las vías de circunvalación que lo rodean. Junto a una de dichas vías se levanta ahora el Centro Europeo de Empresas e Innovación, uno de los primeros edificios terminados, destinado a albergar actividades relacionadas con el fomento de la industria biosanitaria.

La complejidad del programa, que debía incluir oficinas, laboratorios y naves, así como equipamientos y aparcamientos comunes, llevó a establecer una disposición de piezas exentas articuladas por un espacio longitudinal abierto que hace las veces de corredor de comunicación. Este esquema se repite en altura cuando el corredor adopta la forma de galería y conecta los distintos niveles. El resultado es una suerte de trama urbana de pequeña dimensión que incluye patios ajardinados en sentido transversal, y por lo tanto, iluminación natural y una disolución de la frontera entre las áreas de trabajo y las zonas de esparcimiento exterior.

Las naves que alojan las pequeñas empresas se sitúan junto a la autovía, actuando como barrera acústica de las demás instalaciones y facilitando el acceso rodado de los vehículos pesados. En el lado opuesto del corredor central se sitúan, como púas del peine, cuatro bloques idénticos que albergan los laboratorios y las oficinas. Con una planta diáfana se orientan al sur, donde encuentran los patios ajardinados en un primer plano y las cumbres de Sierra Nevada en la distancia. La piedra, el vidrio y amplias celosías conforman estos prismas, mientras una caja de madera se adosa a la cara opuesta de cada bloque para envolver pasillos, escaleras y servicios. Un volumen cilíndrico de menor altura destaca en la entrada del conjunto alojando la dirección, administración, aulas de formación y servicios comunes. La sencillez geométrica y el empleo de los mismos materiales —caliza en las fachadas, granito en los pavimentos, madera en las celosías y cajas de comunicación— permiten identificar el conjunto como una entidad única, confiriéndole una imagen amable y expresiva de edificio tecnológico.