Donde una vez se ubicará el aeropuerto Múnich-Riem, al este de la capital bávara, se encuentra hoy un barrio en pleno crecimiento, marcado por la presencia del joven recinto ferial de la ciudad. Frente a ella, en una parcela residual con forma de L y 6,80 metros de crujía se eleva el nuevo Bauzentrum, una novedosa institución, pionera en Alemania, que ofrece servicios para técnicos y usuarios en materia de construcción, poniendo a su disposición salas de conferencias, seminarios, asesoría y espacios expositivos permanentes.

El volumen propuesto se adapta al solar sirviendo como enlace entre la feria y la zona industrial, entre el centro comercial, las viviendas y el final de la autopista. La fachada longitudinal frente a la avenida se diseña para ser percibida a la velocidad del automóvil. Grandes ventanas sin marco, de 2,5x5,40 metros, que parecen crecer directamente del hormigón, se alinean en filas horizontales y verticales presentándose como una sucesión de escaparates que exhiben el interior del edificio.

Los 3.000 metros cuadrados de superficie útil se dividen en cinco salas para seminarios y conferencias, tres de asesoría y 1.400 metros cuadrados de área expositiva repartida en seis salas longitudinales superpuestas a lo largo de la fachada norte. Esta marcada estratificación horizontal es interrumpida en un lado por el hueco de la escalera que recorre el edificio de oeste a este, saltando de una planta a otro tras cortos descansillos invitando al visitante a desplazarse por el edificio, y en otro, por el vacío del vestíbulo de tres pisos de altura de cuyo centro pende una alargada lámpara de hierro con fluorescentes blancos, azules y naranjas que bañan las paredes desnudas y ayuda a acentuar aun más su verticalidad.

Lejos de la suavidad del hormigón pulido, la radical crudeza de la construcción se debe al hecho de que el cliente fuera dueño de una empresa de elementos prefabricados de hormigón utilizados en obras subterráneas de ingeniería —para la cual ya se realizaron años antes las piezas onduladas que cierran la fachada del aparcamiento al que se adosa este edificio en su lado sur (véase ArquitecturaViva 85)—. Este hecho impulsó el reto de elaborar una arquitectura que explotara las posibilidades de la prefabricación más ruda y elemental, analizando las características y propiedades intrínsecas del material. Sin ningún acabado ni revestimiento, con las huellas intactas de su propia producción, los elementos de hormigón prefabricado e in situ se combinan pragmáticamente facilitando la legibilidad de la estructura al tiempo que proporcionan la sensación de una ornamentación minimalista. Menos es más, pero radical... [+]