Junto a la  desembocadura del Turia, y a escasos cuatro kilómetros del núcleo fundacional de Valencia, El Cabanyal forma parte de los poblados marítimos situados en paralelo a la costa. Sus orígenes se remontan a 1249, y estaba organizado con barracas alineadas en interminables calles donde se extendían las redes de pesca. La reconstrucción del barrio tras el incendio de 1796 sustituyó las chozas por edificios de fábrica, y desde entonces su imagen sólo se vio sustancialmente alterada por el desarrollismo de las décadas de los sesenta y setenta, que sustituyó casas por bloques anónimos. En los últimos años su existencia se ha visto amenazada por un plan de reforma que implicaba fracturar su delicado tejido, pero la oposición de sus habitantes y el apoyo de artistas y arquitectos lo han convertido en un símbolo de resistencia vecinal. Tras ser ob-jeto de una profunda renovación, uno de los edificios emblemáticos de El Cabanyal, el antiguo Ateneo Musical, proclama la vitalidad del barrio.

El programa demandaba situar una sala polivalente para cuatrocientas personas, un centro cívico y un área de servicios en un solar cuyo perímetro está prácticamente definido por muros medianeros. En los dos únicos extremos en los que la pieza asoma a la calle se han ubicado la entrada principal —que conduce tanto a las salas como a las dependencias del centro— y las áreas de servicio, mientras la gran sala se ha dispuesto al fondo de la parcela. El recurso al muro de doble hoja constituye el centro del proyecto: además de alojar las circulaciones verti-cales, permite que la luz natural alcance los lugares más intrincados, incluida la sala. Es el encuentro entre dichos muros y los vacíos creados en el interior lo que desencadena la tensión espacial. También el vestíbulo está dotado con un lucernario que tamiza la luz con un velo de listones de madera. Por su parte, la sala se ha diseñado buscando las mejores condiciones acústicas: una disposición rectangular (doble cuadrado en su relación anchura-longitud), techos sensiblemente planos y una altura que garantiza un volumen de diez metros cúbicos por espectador. El revestimiento es de madera: haya para el pavimento y listones laminados en el techo.

Sobre la plaza del Rosario, la fachada del antiguo Ateneo se ha conservado. El estilo de la portada, inspirada en un modelo clásico de arco del triunfo, se ha acentuado con una puerta de una hoja corredera de madera, de 3 x 10 metros, que ocupa toda la dimensión del arco central. El carácter del barrio, especialmente vivo en la secuencia cercana de pequeñas plazas, encuentra en la conservación de este elemento y en el uso del centro un importante apoyo.