El Nous Campus se levanta frente al recinto de la Universidad Politécnica, separado de ésta por la avenida de los Naranjos, que transcurre sobre el antiguo trazado de una vía férrea. El plan de ordenación del recinto docente prevé una franja de edificación que creará con nitidez espacios de encuentro entre la avenida y un parque de nueva creación. Plantaciones ordenadas de árboles, lejano recuerdo de las huertas ocupadas por la ciudad en su expansión, caracterizan los vacíos entre bloques que son escenario de la vida estudiantil. La biblioteca ocupa en esta secuencia un lugar preferente, cerrando con su composición simétrica la perspectiva axial creada entre dos aularios paralelos.

Tanto en su ubicación como en su organización interna, el edificio se plantea como un depósito de conocimiento accesible al público especializado. Su imagen es traslación directa de los volúmenes que albergan los distintos ámbitos de estudio. Un atrio, tapizado enteramente de estanterías que parecen sustentar sus pasarelas perimetrales, recorre toda la altura conectando las distintas salas de lectura. La planta baja del cuerpo principal se destina a la consulta en régimen controlado, mientras las dos crujías que en los pisos superiores flanquean el vacío central permiten el acceso directo a sus fondos. Para proteger el material bibliográfico de la luz, los estantes se ordenan en torno a este núcleo hueco, reservándose para las mesas de trabajo la zona más próxima a las ventanas de las fachadas laterales. Los sistemas de circulación vertical se concentran en las alas estrechas que, transversales al eje del campus, forman el alzado posterior del edificio. En las estancias de sus extremos se sitúan las funciones que requieren superficies pequeñas, como las cabinas individuales para estudiosos o el centro de documentación. La composición escalonada del conjunto se remata con dos cuerpos menores que albergan un salón de actos y despachos dispuestos alrededor de sendos patios.

Con aspecto de fortaleza, la biblioteca potencia su dominio de la plaza con un zócalo que resuelve el encuentro de esta masa de ladrillo con el suelo. El basamento, cerrado con paños ciegos de piedra, rodea por completo la planta baja y aloja el aparcamiento. Su cubierta plana, a cuatro metros de altura, se propone como un jardín elevado dividido por los caminos de entrada a la sala principal y a los despachos. La rampa, conexión de esta terraza con el nivel inferior, introduce la única diagonal en un frente donde la retícula de las ventanas con dinteles de hormigón visto cierra la secuencia de un espacio público caracterizado por su regularidad.