Frente al anodino entorno suburbial en el que se ha construido —en las afueras del núcleo de Chita, en la periferia de Nagoya City— esta casa de hormigón para una pareja se concibe como un instrumento musical, y convierte el espacio de habitar en una caja de resonancia: el bamboleo de los árboles del bosque cercano, la vibración de aire producida por el vuelo de las aves o las trazas que las gotas de lluvia dibujan al caer se han incorporado como elementos que nutren el espacio. Se pretende así rescatar del lugar cualquier movimiento natural y convertirlo en el hilo musical del hogar.

La casa encuentra el equilibrio clavándose a media ladera, entre los muros de contención de las viviendas vecinas. Con la finalidad de ocultar el paisaje de ambos lados, el volumen se prolonga diez metros en voladizo sobre la pendiente, asomando hasta un punto desde el que sólo es posible observar el bosque que crece frente a la casa. La inclinación de los muros, de 15 centímetros de grosor, marca la diferencia respecto a las residencias vecinas, a la vez que aumenta la sensación de profundidad y amplitud del espacio interior.

La entrada, a nivel de la calle, parece responder a una casa pequeña y de una única altura, con una fachada acristalada con vidrio translúcido para atrapar la luz sin mermar la privacidad de la pareja. Desde el vestíbulo se descubren ya las verdaderas dimensiones de la pieza: una rampa paralela a la pendiente da paso, mediante una escalera ligera de acero que apoya sobre ella, a la sala de estar-comedor; a la derecha queda el estudio (o habitación de los niños), conectado visualmente con el nivel inferior por medio de un plano inclinado de vidrio. La planta noble aloja además de la sala una cocina a un lado y un baño al otro; la escalera continúa hacia abajo y contra el terreno, hasta alcanzar el dormitorio en el área más profunda.

Un paño de vidrio constituye la fachada posterior, cerrando el espacio un par de metros antes del límite del voladizo de manera que un balcón-jardín sin baranda acerca el salón a la fronda exterior. A modo de foco, la carpintería de aluminio dibuja un cuadrado sobre el vidrio apuntando a un objetivo entre la maleza. Dentro, el hormigón se presenta desnudo, más o menos pulido, o puntualmente revestido por madera —en la pared lateral del estudio— o cartón yeso. Las carpinterías y escaleras, únicos elementos metálicos, se han lacado en negro, de forma que dibujan la inclinación de los muros o de la rampa de acceso sobre el blanco omnipresente del hormigón; ni alfombras, ni cortinas se interponen entre los muros y el paisaje... [+]


Arquitectos Architects

Kei’ichie Irie & Power Unit Studio, Kei’ichi Irie, Keiko Yoshida

Consultores Consultants

MIAS/Masahiro Ikeda, Akira Suzuki, Shin Yokoo (estructura structure)

Contratista Contractor

Maeda

Fotos Photos

Hiroyuki Hirai