Compacta y distendida al mismo tiempo quiere ser esta casa en Osaka, cuyo proyecto se conoce como 2/5; espacialmente trabada y a la vez porosa en el juego que establece de perspectivas y transparencias. Su lógica es muy sencilla: un zócalo rectangular, de 25 x 15 metros, para albergar dependencias tales como el garaje o un gran almacén, la biblioteca y el cuarto destinado al servicio; y en los dos niveles superiores, el rectángulo se divide en cinco bandas consecutivas de 5 x 15 metros que alternan las funciones: tres de ellas son espacios exteriores, patios o jardines que iluminan las plantas inferiores, y en las dos restantes se reparten las estancias a cubierto. En el patio central puede tenderse un toldo liviano cuando aprieta el sol o en los días lluviosos.

Las bandas se ciñen perpendicularmente con dos muros de hormigón totalmente opacos, que forman la estructura portante de la casa y determinan la orientación contraria de las perspectivas; sobre uno de ellos se apoyan las circulaciones: escaleras, ascensores y estrechos pasillos. La disposición de las piezas y las dos fachadas exteriores permiten la total transparencia de la casa desde su frente norte, cubierto por un plano vegetal, y desde el sur, que deja ver la calle. Y si el sótano —técnico— es cerrado y fragmentado, las plantas superiores son espacios únicos; unas hojas de vidrio deslizantes permiten separar y aislar las ‘bandas’ y sus funciones. Los dos bloques transparentes del nivel superior parecen estar suspendidos sobre el plano del suelo.

Para realizar un proyecto que persigue la abstracción y la desmaterialización pero debe servir como escenario de la vida cotidiana, hubo que contar con la complicidad de los clientes hasta en los más mínimos detalles. El dominio casi absoluto del color blanco contribuye a que todos los elementos parezcan flotar el espacio, incluidas las piezas en verde y amarillo del baño y la cocina. En esta casa abierta y ‘descarnada’, la intimidad está directamente relacionada con la acústica.[+]