Este edificio de viviendas de tres plantas comparte terreno con la villa existente diseñada por Rittmeyer y Furrer a principios del siglo XX. Como punto de arranque, en el esquema general de la propuesta se decidió condensar toda la superficie de la nueva construcción en la esquina sur de la parcela para poner en valor los antiguos jardines y, al mismo tiempo, evitar interferencias con la preexistencia. La geometría en planta del nuevo volumen, un triángulo recto, surge de la intersección entre los límites de la parcela y las calles adyacentes más que de un gesto compositivo. En cuanto a la distribución del programa, los tres apartamentos siguen una lógica espacial similar: contra la fachada más larga del ángulo recto se dispone un núcleo que contiene ascensor, escaleras, cocina y baños; mientras, en el lado corto, una terraza orientada a sur se convierte en el centro de la casa. Gracias a que todas las particiones interiores son correderas, las viviendas pueden percibirse, alternativamente, como una única estancia o como apartamentos convencionales de cuatro habitaciones. Por su parte, la entrada al conjunto está separada del volumen principal y aparece como un corte en el terreno. Desde el exterior, la distribución de las ventanas, que varían en forma, tamaño y disposición, altera la percepción de la escala real del bloque...
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