A través de un estrecho camino serpenteante el visitante se aproxima a la nueva escuela para niños con problemas de audición y habla, un escueto pabellón rodeado de árboles que sustituye dos construcciones temporales. El volumen en forma de L está compuesto por dos unidades: un cuerpo de un nivel, orientado hacia el jardín, que acoge el acceso y gimnasio, y por otro trasero de cuatro plantas que alberga las aulas que se abren al valle. Además de presentar alturas diferentes, las fachadas de ambos cuerpos emplean lenguajes compositivos y sistemas constructivos distintos. Por un lado, el cerramiento de la parte más baja se retranquea ligeramente sobre la línea de su cubierta para generar espacio exterior intermedio al resguardo de la lluvia. Por otro, en la cara opuesta, los cuatro niveles se apilan con un pequeño desfase creciente hacia el exterior, generando un espacio suficiente para acomodar los toldos que protegen las aulas de la excesiva radiación solar. Mientras, las demás paramentos no presentan aberturas y se revisten mediante una piel de chapa ondulada de aluminio en bruto que refleja el parque. Dicha envolvente metálica dota al conjunto de una apariencia cambiante en función de la hora del día, las condiciones climáticas o la estación del año...[+]