La arquitectura genérica propia de los desarrollos suburbanos caracteriza el entorno de la Costa Dorada del lago de Zúrich. Un anodino paisaje de viviendas unifamiliares determina un contexto densamente construido en el que los jardines apenas se conciben como un espacio residual entre edificaciones. La propuesta, sin embargo, optó por una postura diferente, creando un lugar con límites claros, definido por un perímetro de muros y setos que es, al mismo tiempo, territorial y hermético al exterior, y natural y privado al interior. Se crean, así, dos nuevos espacios al aire libre, el patio de entrada y un jardín, separados por un volumen de hormigón que aloja el programa doméstico en tres niveles. En la planta baja se disponen entrada, dormitorios y espacios de servicio. Una escalera conduce al piso principal que se vuelca a una terraza desde la que disfrutar de espectaculares vistas el lago y las montañas. Este nivel se organiza en torno a la cocina, dispuesta en centro, y cuenta con comedor y un estar a doble altura, comunicado con el estudio situado en la planta superior, que también alberga el dormitorio principal. Hacia el exterior, la rugosidad del hormigón y las grandes ventanas dotan a la vivienda de un acusado carácter abstracto; solamente un hueco con un sólido marco de hormigón revela su escala y tamaño real...[+]