En China, el éxodo desde las poblaciones agrícolas deprimidas hacia las prósperas megalópolis industriales y financieras produce tanto bienestar como penuria, según que el fenómeno se experimente desde uno u otro polo migratorio. Aunque son muchos los que en China se preocupan por el repentino abandono del campo y las terribles consecuencias que tiene para quienes siguen viviendo en el mundo rural, apenas se aplican medidas efectivas para mantener la productividad agrícola y sostener las comunidades que de ella dependen. Este es el fin de una organización filantrópica, la Luke Him Sau Charitable Trust que, en colaboración con la Universidad de Hong Kong y ayudados por una federación local de mujeres, han financiado un prototipo de vivienda concebida con criterios de autosuficiencia, y que aspira a servir de modelo para las futuras construcciones del mundo rural chino.

Situada en la provincia de Shaanxi, al noroeste de China, el prototipo se inspira en las casas vernáculas, construcciones de adobe organizadas en torno a un patio destinado a labores agrícolas, situadas en parcelas estándar de 10 x 30 metros, y que son centros de explotación agrícola.

Como en la casa tradicional, el patio cumple en el prototipo funciones diversas: sirve a la vez para organizar los distintos espacios vivideros y para distribuir los ámbitos propios de cada una de las faenas agrícolas, además de incorporar las dotaciones sostenibles que volverán al prototipo —y con él, a la explotación agraria a él asociado— autosuficiente gracias a la captación y el almacenamiento de agua, la producción de biogas derivado de desechos o sistemas de reciclaje y purificación de sustancias. Distribuido en una sola planta, todo este conjunto multifuncional está rodeado con un muro de adobe y ladrillo construido a la manera tradicional por obreros del lugar y caligrafiado con un fina filigrana cerámica que resuena con la tradición ornamental de la arquitectura vernácula china.