Como si fuera un escueto guardián de piel escamada, la residencia de artistas del nuevo centro de arte de Tongxian se presenta ante el visitante con un amplio y altivo voladizo. Así se hace explícita la condición de edificio-puerta y de pieza pionera del que será un importante complejo artístico. En su sección longitudinal, dos generosos espacios de doble altura correspondientes a los estudios, hacen equilibrios espaciales —y también estructurales— en torno a la parte central, en la que se concentran la entrada y las austeras estancias de los artistas. El enorme contraste entre el hermetismo de la fachada que corresponde a los espacios de circulación y la transparencia de la que da a las estancias deja clara la división fundamental a la que responde todo el edificio. Respondiendo a demandas tan inocuas en apariencia como la circulación, la evacuación de agua o la entrada de luz y llevado por las posibilidades de materialización que brinda el hormigón armado, el ladrillo y los revocos, este edificio se compone, más que de espacios, de momentos arquitectónicos notables. Dichos acontecimientos materiales, que tienen su origen en problemas eternos —el espacio residual que queda bajo una escalera, las pendientes necesarias para evacuar el agua, la orientación de los huecos— se repiten en forma de respuestas espaciales y tectónicas a los problemas tradicionales de la arquitectura.
El edificio se concibe como un gran bloque monolítico de ladrillo que ha sufrido una ajustada succión de volumen o que ha sido puesto a dieta. En lugar de configurar un espacio con habitaciones y corredores generosamente proporcionados y de dimensiones cómodas, se ha tomado posesión del espacio limitado pero fundamental que queda debajo de las escaleras para situar los espacios de circulación. Las ‘grietas’ que aparecen como resultado responden a la minimización de todos los espacios residuales y al ajustado cálculo de la altura mínima necesaria y de la relación permitida entre huella y tabica. Esta ética del adelgazamiento y de la reducción —ficción oportunista de la que se sirve el edificio—, resulta en una poética magra del volumen, que parece haber sido esculpido por evaporación de la materia sobrante. El típico aparejo flamenco de ladrillo, a soga y a tizón, permite a las superficies expanderse y contraerse gracias a la disminución o eliminación de las piezas dispuestas a tizón. Esta pequeña e ingeniosa distorsión del aparejo convencional permite una deformabilidad de los muros de fábrica cuyas posibilidades espaciales se aplicarán de manera más evidente y con unos resultados más espectaculares en el futuro centro de arte... [+]
Cliente Client
Tongzhou Art Center
Arquitectos Architects
Office dA (Mónica Ponce de León, Nader Tehrani)
Colaboradores Collaborators
Jeff Asanza, Timothy Clark, Hansy Luz Better, Christine Mueller, Chris Orsega, Tali Buchler, Abeer Seikaly, Chris Arner, Albert García, Kristen Giannattasio, Achille Rossini, Hamad Al-Sultan, Hadijanto JoJo
Fotos Photos
Office dA