Sobre la falda oeste de la montaña Midfell, en la zona sur de Islandia, se acomoda la vivienda en la que el arquitecto cumple el doble cometido de autor del diseño y cliente. Con la voluntad de integrar la casa en el intacto paisaje natural que la rodea, minimizando su visibilidad y protegerlo a la vez de los rigores de un clima extremo, la cubierta del edificio se convierte en una prolongación de la hierba que cubre las laderas del monte. La silueta poligonal de la discreta huella que la construcción imprime en el terreno obliga al muro interior a participar en la contención de tierras, por el contrario, las fachadas opuestas se aligeran hasta conformar un lienzo continuo de vidrio modulado de manera precisa.

El plano de los techos de madera se prolonga sustentado por esbeltos pilares del mismo material para configurar un espacio exterior resguardado como extensión de las habitaciones principales y ámbitos más sociales. El basalto, una piedra común en el emplazamiento, se confía para la pavimentación de la terraza por la durabilidad que confiere a las baldosas. La estructura principal de la casa se resuelve con hormigón armado realizado in situ. Aprovechando los recursos que proporcionan las especiales características de la isla, la casa se calienta con las corrientes de agua geotermal del entorno... [+]