Esta casa de fin de semana ocupa una parcela estrecha y profunda situada en un pequeño pueblo de Flandes. Mientras que la vivienda adosada existente se transforma en alojamiento para invitados, en el patio trasero se construye la casa de fin de semana propiamente dicha. Organizada como una secuencia de estancias en perspectiva, la nueva residencia está compuesta por cuatro espacios del mismo tamaño que adquieren su carácter específico a través del mobiliario y albergan programas y funciones diferentes: un jardín, una casa de la piscina, un patio y una sala de estar. Los muros divisores están compuestos por dos capas de ladrillo que permiten colocar entre ellas elementos auxiliares como puertas correderas, puertas dobles y una chimenea. Por su parte, el núcleo de la casa está formado por dos habitaciones: la sala de estar con techo fijo, y el invernadero tropical que cuenta con una cubierta retráctil, un mueble de baño y piscina. Cada una de ellas está flanqueada por un espacio exterior: un jardín verde junto a la sala de estar y un patio pavimentado entre el invernadero y la casa para invitados. En verano, el techo practicable se desliza sobre el patio y la secuencia de cuatro habitaciones que se convierte en un oasis aislado de cualquier sentido de contexto y realidad; una suerte de espejismo...
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