El centro de Bruselas contiene dentro de su tejido construido un área con características similares a las de una periferia suburbana en la que se encuentra esta parcela: un fragmento de paisaje verde, abierto e idílico, como si se tratara de un solar situado a las afueras de la ciudad. Con el fin de duplicar la superficie habitable se decidió proyectar la ampliación de la vivienda bajo rasante, subrayando la construcción preexistente, una pequeña casa aislada de muros de ladrillos y cubiertas inclinadas de pizarra. Esta primera decisión de proyecto dio como resultado una suerte de pedestal que dota al conjunto de una condición de objeto artístico: elevado, limpio, restaurado y despojado de su solemnidad original. En cuanto al programa, la antigua residencia aloja las zonas de noche y se convierte así en una ‘casa fantasma’ sobre una villa excavada. Una villa que es a la vez nueva y vieja, y está diseñada como una serie estancias indeterminadas delimitadas por hileras de columnas, cuyo ritmo define el plan y la secuencia interior: un conjunto de habitáculos sin función definida, a veces abiertos al cielo, a veces con luz indirecta. Compuesta por vigas y columnas de hormigón macizo, la estructura, además de cumplir su función tectónica, desarrolla una idea espacial con jerarquías bien diferenciadas...
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