En el corazón de Gante, el encargo consistió en la ampliación de una pequeña vivienda unifamiliar adosada construida en el siglo XIX. En lugar de una extensión al uso, se decidió proyectar una segunda residencia o ‘casa de verano’ caracterizada por un juego preciso de secciones modulares de acero. Cubiertos por la vegetación abundante, los perfiles se disponen en el perímetro de una cuadrícula que regulariza la geometría trapezoidal del patio. Una banda paralela a la fachada de la construcción existente o ‘casa de invierno’ se cubre con rejas de acero que descansan sobre seis delgados soportes de acero pulido. En esta sección techada se genera un universo independiente que cuenta con un clima propio, una suerte de colchón climático, encerrado por paneles deslizantes de vidrio sencillo. Además, en el espacio entre este pabellón estival y la tapia del jardín se levantan una pequeña caseta, una cocina al aire libre y una leñera. Una vez dentro de la casa de verano, la de invierno ‘desaparece’ gracias al efecto espejo del vidrio de las puertas colocadas en ambos extremos. Además, las diferentes capas que construyen la casa de verano (la estructura de acero, las enredaderas y las puertas de vidrio espejado) reflejan el lento paso del tiempo, dotando al conjunto de una imagen dinámica que varía en función de la estación del año...
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