Situada al sureste de la capital irlandesa, en una zona de estrechas construcciones victorianas en hilera, esta vivienda para un coleccionista de arte coloniza el jardín trasero de una casa ya existente. Para adaptarse a las oblongas proporciones de la parcela, el proyecto se resuelve con un volumen lineal, en el que contrasta la materialidad pétrea del basamento con la ligereza vítrea del cuerpo prominente. De este modo, a nivel de calle el edificio se cierra a su entorno con abstractos muros de granito. Estos reinterpretan las tradicionales cercas de mampostería dublinesas, alternando paños completamente ciegos para dotar de privacidad a los dos patios con planos de lamas que tamizan la luz a las distintas estancias. La entrada a la vivienda se realiza a través de un vestíbulo a doble altura iluminado cenitalmente, que organiza el programa doméstico, y en el que destaca la escalera revestida de piedra. Desde este espacio se distribuyen las estancias más públicas del nivel inferior y se intuye la claridad del superior. Frente a la robustez de los materiales utilizados en la planta baja, la elevada se resuelve con un prisma de cristal, desde el que se vislumbran los jardines y montañas cercanas. Los vidrios impresos aseguran tanto la privacidad en el dormitorio y estudio, como una correcta modulación de la luz para no deteriorar las obras de arte...[+]