Frente a la costa de Portsmouth, en las aguas del estrecho de Solent, la Isla de Wight se caracteriza por sus ricos parajes naturales y un clima más suave que el resto de las islas británicas. Este atractivo contexto, y las frecuentes estancias de la reina Victoria, convirtieron a la isla en un popular destino de vacaciones durante el siglo xix. En el jardín de una de las muchas casas que se edificaron en ese periodo se levanta ahora este pabellón de invitados, con vistas privilegiadas sobre el paisaje moldeado por las marismas. La arquitectura se concibe para disfrutar del enclave, elevada sobre una plataforma y organizada en torno a una retícula regular paralela a la costa. Las esbeltas columnas de acero tubular enmarcan la panorámica y soportan la ligera estructura de las cubiertas. El primer módulo lo ocupa un amplio porche de entrada, y los otros tres resuelven el programa doméstico, formado por una larga sala de estar que da acceso a las tres dependencias más pequeñas de la cocina, el dormitorio y el baño. La estancia principal dispone de una amplia cristalera, que puede recogerse por completo para abrirse directamente al exterior. Los otros paramentos interiores se revisten de madera, tanto en las paredes para conformar el mobiliario integrado, como en las cubiertas para matizar la entrada de luz...[+]