En la middenstraat de Gits, una de las vías de borde de este municipio de la Bélgica flamenca, los vecinos siguen empleando la fábrica de ladrillo visto en tonos pálidos y la cubierta inclinada de teja para construir sus casas, la mayoría de ellas relativamente recientes. Ocupando una parcela rectangular, el propietario y su padre han levantado un contenedor de estructura metálica y envoltura de vidrio que resulta, inmerso en este ambiente semiagrícola y con la impronta de las obras hechas a mano —los dueños son responsables de la casi totalidad de su ejecución—, una abstracción de los invernaderos que proliferan en la región.
La superficie exterior materializa el volumen completo que la normativa urbanística permitía: veinte metros de longitud, diez de anchura y seis de altura. En su interior cobra vida una caja menor, de madera, que aloja el espacio habitable. Dos dormitorios, el baño y dos áreas de trabajo ocupan la planta de acceso, mientras el nivel superior aloja una amplia zona de estar que disfruta, desde su posición de dominio y a través de la banda de huecos de la cara este, de las vistas sobre el paisaje rural. En su cara oeste se alinean la cocina, una despensa, y el tramo único de la escalera en ambos niveles, además de un pequeño ascensor. La diferencia de tamaño —y una posición desplazada— entre las dos cajas genera una galería cubierta de seis metros recorrida a media altura por una ligera pasarela por la que se llega hasta la sala de estar. Si bien la casa entera se ha forrado con una piel de vidrio —que alterna piezas translúcidas o transparentes para mostrar o esconder—, su comportamiento responde a las exigencias ambientales: al este la caja menor se adosa a la mayor enseñando su capa medular aislante; hacia el oeste, ambas se separan de manera que el sol calienta el porche y aísla la casa del frío.
La duplicación del cerramiento viene a exteriorizar la complejidad y ambivalencia que encierra el volumen: una galería completamente abierta envuelve una caja cerrada y fragmentada; un caparazón transparente, que parece evocar el sueño de los palacios de cristal, permite entrever sólo fragmentos determinados de un interior escondido; a su vez, la estructura porticada, que con una modulación precisa permitiría un espacio diáfano liberado de soportes verticales, sustenta un interior compartimentado para regular el día a día de la vida familiar; por último, el esqueleto de perfiles y tirantes de acero que se aprecia desde el exterior, símbolo de una arquitectura tecnológica y casi industrial, se esconde en el interior con paneles de madera para conferir al interior la calidez que el hogar precisa... [+]
Cliente Client
Baete-Doubbel
Arquitecto Architect
Wim Cuyvers
Colaboradores Collaborators
Bruno Poelaert, Carl Bourgeois
Fotos Photos
Wim Van Nueten, Wim Cuyvers