El mercado de la residencia unifamiliar es un negocio de promotoras, en el que unas casas que son caricatura de las tradicionales —con tejas de hormigón, vigas envejecidas o ladrillos reciclados, y con un esquema de organización espacial que responde a un perfil de familia tipo— invaden el panorama inmobiliario produciendo una ruptura entre el hábitat y el modo de vida actual: el primero, enquistado en modelos reutilizados; y el segundo, en continuo proceso de transformación.

Situada en la pequeña población de Jehanster, a 8 kilómetros de la ciudad de Verviers, esta casa se plantea como una respuesta aislada a ese problema que corrompe hasta la menor de las áreas urbanizadas, buscando a través del uso de materiales y de técnicas actuales (vidrios dobles, acero, cubierta vegetal, ventilación mecánica) una forma más adecuada, económica y ecológica de construir, amén de espacios más acordes con las necesidades concretas del inquilino contemporáneo. La construcción, completamente prefabricada y con una estructura de perfiles metálicos fácilmente ensamblados, se asienta sobre un número limitado de cimientos, consigue una completa simbiosis con su peculiar entorno, una plantación de cerezos, y procura a sus ocupantes una estrecha relación con la naturaleza. Sistemas muy sencillos ayudan al acondicionamiento energético del edificio: así, por delante de los vidrios translúcidos de la fachada sur crecerán en verano unas enredaderas que evitarán el sobrecalentamiento de esta parte de la vivienda al mismo tiempo que la sombra de las hojas dibujará sobre el suelo y las paredes un patrón siempre cambiante. En el interior, un área diáfana con un núcleo de servicios estratégicamente situado optimiza los espacios, permitiendo el ajuste de las superficies habitables. Para ello también se recurre a viejas soluciones, entre las cuales situar el dormitorio principal en un habitáculo de cuatro metros cuadrados, quedando ésta como una ampliación de la biblioteca, de la que se independiza mediante un panel deslizante... [+]