Una parcela en una urbanización de L’Escala; el solar es de forma rectangular y topografía suave, orientado norte-sur y sin preexistencias, ni vegetales ni construidas. El programa solicitado era sencillo: segunda residencia para una pareja extranjera al que se le añaden algunas condiciones que marcan la estrategia: la casa debía tener dos plantas para poder ver la montaña del Pení y los cerros del cabo de Creus, y debía relacionarse con el exterior a través de espacios galería.

Por el poco interés del entorno inmediato se planteó una ligera deformación topográfica para acumular humedad en todo el perímetro donde se sitúa la presencia vegetal de la propuesta en forma de arbustivas autóctonas densas y sin poda. La casa es poca cosa más que un pabellón de dos plantas en medio de un patio verde; una estructura de tres planos horizontales completamente abiertos en su perímetro que son ocupados por unas ‘cajas’ autoportantes que alojan el programa ‘confortable’. En planta baja, la caja se sitúa en la mitad norte y contiene la cocina y una habitación auxiliar/almacén, la galería a sur ocupa el resto de la planta actuando como porche en verano y como espacio captador en invierno. La caja de planta primera contiene dos pequeñas habitaciones que se apropian de la galería orientada a este como mirador en verano y como estudio en invierno. Las cajas contienen el confort y el programa, mientras que los espacios acristalados se convierten en espacios no programados, aptos para ser usados todo el año en base a un funcionamiento térmico pasivo.

La estructura de pilares y losas es la gran inversión patrimonial de la casa. No sólo aporta la inercia necesaria para el comportamiento pasivo, sino que también caracteriza los espacios de galería y, por extensión, los de toda la casa. Las cajas pertenecen al mundo mecánico, del entramado y del tablero de madera-cemento.

Las galerías se orientan a este y sur y garantizan un alto nivel de captación solar; así los espacios pueden funcionar de día y en invierno sin climatización, y a su vez actuarán como cojín térmico para los espacios de confort. De noche las cortinas reducen las pérdidas y una estufa de leña permite el uso de los espacios. Este funcionamiento consigue que la casa no se enfríe en los períodos en que permanece vacía. Las cajas, altamente aisladas, sin inercia y estancas frente a la tramontana, sí son climatizadas, con un sistema de bomba de calor aerotérmica que permite un calentamiento muy rápido de los espacios de uso cuando los propietarios llegan después de un largo periodo de ausencia.