El templado clima de la comarca de la Selva, al sur de la provincia de Gerona, permite la fragmentación de la casa en seis cuerpos con cubiertas independientes, dispuestos todos en torno a un patio central y conectados a modo de claustro por un corredor perimetral. A su vez, las distintas construcciones se dividen en dos órdenes superpuestos, con tratamientos matéricos diferentes; si el estrato inferior se forma por muros portantes de hormigón, el superior contrasta con el color y la textura de las cubiertas de madera laminada. Cada uno de estos volúmenes, de regulares proporciones cuadradas, contiene un único uso, relacionándose entre ellos según el grado de privacidad que necesitan. Esta dispersión dota de una mayor versatilidad a la casa y permite que sea ocupada por varias familias a la vez. La estudiada implantación en el terreno posibilita que todas las fachadas sean activas y que todo el perímetro de la vivienda tenga la oportunidad de abrirse a vistas despejadas del bosque y del campo de golf. Para fomentar distintas relaciones con el exterior se contemplan tres maneras distintas de mirar al paisaje: una más introspectiva hacia la vegetación del patio, las horizontales ventanas que enmarcan fragmentos del jardín y otra hacia el cielo con los lucernarios que forma la geometría de la cubierta.