Este proyecto reacondicionador da una nueva vida a una nave industrial histórica, creando un ejemplo de edificio reutilizable sostenible y revitalizando todo el entorno. Con cerca de 11.000 metros cuadrados de espacio de oficinas nuevo, el proyecto reúne una combinación única de suelo público y privado junto con un paisaje verde que se extiende al área contigua de la estación de Méndez Álvaro.

Construido en 1905 por Luis de Landecho, el edificio suministraba energía a las áreas cercanas. Mas tarde cayó en desuso hasta que Acciona lo adquirió en 2017, evitando su demolición, un destino que habían padecido otras estructuras similares en la zona. La intervención aprovecha los muros de carga existentes, que soportan las cerchas de acero, y el histórico recubrimiento del edificio se mantiene para conservar 10.000 toneladas de ladrillo original y mitigar así el impacto medioambiental de la obra.

La estructura que se inserta en el interior de la nave, construida en madera de origen sostenible procedente de bosques locales, posibilita la flexibilidad espacial, al mismo tiempo que integra iluminación, ventilación y otras instalaciones. Permite además reducir significativamente la emisión de CO2, y es reciclable y desmontable. Un lucernario central aporta luz natural, reduciendo la necesidad de iluminación artificial, mientras que el acristalamiento incorpora tecnologías fotovoltaicas que generan electricidad.

Un nuevo patio ofrece la opción de trabajar cómodamente en exteriores, aprovechando el clima templado de Madrid. Este patio conecta con el extenso parque, de 12.000 metros cuadrados y 350 nuevos árboles, con espacios de trabajo al aire libre y áreas para reuniones informales. Las especies locales han sido seleccionadas cuidadosamente para reducir el consumo de agua, que procede del aljibe de recogida de pluviales. El nuevo espacio verde y público conecta el edificio con la comunidad, con el objetivo de generar un impacto social positivo. Ubicado en el dinámico distrito de Arganzuela, Ombú disfruta de acceso directo a redes ferroviarias y de autobuses, favoreciendo el uso de transporte público.

Presentado en la COP26 en Glasgow como caso de estudio para el World Green Building Council, el proyecto tiene un impacto medioambiental compatible con el objetivo inicial de 2°C del Acuerdo de París, y su huella de carbono ha sido medida y controlada cuidadosamente. El diseño consigue reducir un 25% el carbono embebido comparado con una obra nueva durante todo el ciclo de vida del edificio, incluyendo una reserva para futuras renovaciones. La energía operativa se calcula que es un 35% menor a las expectativas normales.