El proyecto desarrolla dos de los edificios del campus, destinados a la investigación y formados fundamentalmente por aulas, laboratorios y despachos. Aunque sus volumetrías son distintas, se homogeneizan organizando ambos a partir de una idéntica secuencia de crujías: una central para accesos y servicios y dos laterales de diferente anchura; la menor para despachos y la mayor para laboratorios. En el edificio C la secuencia se sitúa perpendicularmente a la calle, mientras que en el edificio I se sitúa en paralelo, lo que permite incorporar al edificio una crujía más, separándola de las otras mediante un patio. El acceso a cada edificio se realiza desde un porche que protege la entrada. En el interior, y gracias al escalonamiento de los edificios, se definen unas terrazas.

Se buscó un sistema de cerramiento homogéneo capaz de resolver también la estructura: una fachada estructural con pilares de hormigón prefabricado que, por su forma y disposición, actúan como protección solar. El cerramiento de vidrio y aluminio se retranquea generando una zona intersticial en sombra y ventilada. La seriación de las costillas estructurales permite una división interior versátil y adaptable a posibles modificaciones de uso. Los patios interiores se tratan, asimismo, como fachadas estructurales y permiten descender una planta más hacia el subsuelo.