La villa de Fuentes se asienta en la campiña sevillana, en pleno valle del Guadalquivir. A su riqueza cultural y monumental fruto de asentamientos de todas las épocas se une la paisajística y su histórica relación con la agricultura. Dentro del Programa de Rehabilitación de Patrimonio de Interés Arquitectónico, las obras de rehabilitación y ampliación del ayuntamiento comprenden la intervención sobre un conjunto edificado y de vacíos situados en pleno entorno protegido del casco histórico.

El proyecto resuelve el nuevo programa uniendo el edificio histórico del siglo XVIII —proyectado por Ventura Rodríguez— con otro más reciente de servicios municipales a través de un nuevo volumen que enmarca el nuevo acceso público al conjunto, y que completa la manzana presentándose a la calle de una forma hermética, sin huecos que permitan adivinar el programa público que acoge. En contraposición a esta masividad, el edificio se va escalonando sutilmente en sección conforme asciende.

La disposición del programa se presenta con gran claridad. Tras el nuevo zaguán, un claro espacio de recepción queda conectado con un nuevo espacio público abierto que funciona como extensión de la estrecha calle de acceso. Este vaciado permitiría recuperar la fachada trasera del edificio histórico y en consecuencia la condición exenta original del mismo. Mientras esta planta baja pública ajusta el acuerdo entre sus distintos niveles y la calle conectando los recorridos de todo el conjunto, la planta superior se dispone como espacio de trabajo, conectándose a un lado con el área administrativa y al otro con el área técnica. El impacto con el edificio histórico se minimiza debido a una secuencia con patios y una doble altura que permiten preservar el contacto entre ellos.

El carácter público y abierto del conjunto se refuerza con la propuesta de convertir las cubiertas en espacios visitables, conectando con la tradición de la villa de las torres-campanarios y miradores elevados en numerosos puntos para preservar la relación del caserío con el paisaje agrícola.

La intervención trata de recuperar el carácter sobrio y austero de las soluciones constructivas, espaciales y materiales originales, estableciendo así un puente de unión entre presente y pasado. Gran parte de la materialidad se ha confiado a revestimientos de mortero de cal natural que incorporan, en el caso de las fachadas, semillas y trazas vegetales, evocando la relación histórica del municipio con los cultivos y su agricultura. Piedras naturales, maderas, metales nobles y un tratamiento tradicional de la vegetación terminan de construir y recordar el carácter público y abierto de la institución.