Teulada-moraira es un núcleo urbano atípico. Dividido en dos unidades físicas diferentes y distantes, resulta ser sin embargo una única unidad administrativa. Ubicado en Alicante, en un valle que desde la montaña desciende hacia el mar, el asentamiento no renuncia ni a la condición terrestre ni a la marítima, ocupando ambas realidades físicas sin perderse nada de lo que define su entorno. Gracias a la diferencia de altura, ambos núcleos son referencia visual el uno para el otro, lo que significa la unión por encima de la lejanía.

La parcela que ocupa el auditorio se sitúa en el núcleo más alto, el de Teulada, formando parte de un nuevo desarrollo urbano en el punto más elevado de la ciudad. Desde aquí se distingue, a través del valle jalonado de pequeñas edificaciones blancas, la ciudad de Moraira junto al mar. Se trata pues de un edificio que, por su singular situación, es visible desde ambos núcleos, actuando así como símbolo de una unidad urbana no basada en la continuidad física, pero sí territorial, paisajística y, por supuesto, cultural.

Planta baja

Planta primera

Esta especial significación urbana y paisajística del edificio le otorga una importancia más allá de la derivada de su simple condición de objeto y sustenta, junto con la peculiaridad topográfica del solar, las decisiones básicas de la propuesta. Se propone como principio que los auditorios se adapten a la topografía natural del terreno, descendente en sentido sur-oeste, liberando en su perímetro noreste y sureste los espacios principales de acceso, que se organizan y orientan buscando las vistas a Moraira y al mar, y resumen en su conformación y naturaleza la condición que el edificio adquiere como soporte para una ‘articulación territorial’. 

Los vestíbulos laterales a la sala principal se convierten en grandes miradores hacia la distancia y el mar, configurados según las pautas de una gran fachada-espacio profunda, geométrica y cuidadosamente esculpida como si de un diamante se tratara, todo ello considerando las diferentes inclinaciones solares para evitar la incidencia directa de la luz. Esta fachada lateral resume formalmente todas las intensidades desplegadas en el proyecto. En su espesor, como piezas engastadas, se incluyen la cafetería y el restaurante y, en un nivel más bajo, un área dedicada a exposiciones, todo ello con vistas sobre el Mediterráneo. El suelo de esta ‘gran abertura’, al igual que el techo, se pliega como metáfora de una playa rocosa, que en la distancia se funde con el mar verdadero. De noche la gran fachada se convierte en el telón teatral, el faro iluminado visible desde los caminos que unen Teulada con Moraira.