El concurso para el barrio ecológico de La Vecquerie, en el límite de una zona boscosa sobre una pendiente orientada al sur y al mar, tiene como objetivo la construcción de 250 viviendas individuales y semi-colectivas. La necesidad de alojamiento no debe, sin embargo, conducir a perder las características propias del lugar, tales como la topografía, la diversidad vegetal o el edificio de arquitectura moderna abandonado en el solar.

El proyecto estudia la cohabitación e imbricación de dos sistemas que se superponen—el bosque y el hábitat humano—y propone la conservación de los valores naturales del terreno, el mantenimiento y la estimulación de la evolución vegetal existente, y la minimización de las superficies impermeabilizadas o, lo que es lo mismo, la reducción de la huella construida. Por ello los edificios de la intervención se elevan sobre el suelo y la vegetación a una altura de 15 metros sobre el nivel del suelo, donde se construye una plataforma que alberga las nuevas viviendas que parecen flotar sobre la masa arbórea. El terreno puede continuar así ininterrumpidamente bajo los edificios, permitiendo que el bosque siga evolucionando, y dejando que los habitantes se apropien y gestionen colectivamente su mantenimiento y cuidado.