El proyecto de ampliación del Parque de las Ciencias de Granada, fruto del concurso de ideas celebrado en 2003, concibe ya desde el principio la intervención como una oportunidad de dar respuesta a cuestiones de orden urbano que trascienden el recinto y que contribuyen a configurar un ámbito mayor de gran importancia para la ciudad. 

La relación con el río Genil y la conexión con el resto de la ciudad son los desencadenantes de la dimensión urbana del proyecto, que nace con la intención de alejarse de la idea de edificio tótem para atender a su contacto con lo existente y a las diversas situaciones que se generan en los bordes. Así, la continuidad espacial y la intensificación del potencial interactivo entre edificio y ciudad constituyen los temas centrales de la propuesta, configurada como un organismo, semejante a una mano —donde parque y ciudad ocupan las áreas que quedan entre los ‘dedos’—, que aloja los diversos tipos de espacios bajo una única cubierta con leves inflexiones. 

Con una atención especial a las situaciones de contacto con lo existente, el proyecto responde a la falta de cohesión urbana del entorno; la pasarela que cruza el río Genil busca aproximar el Parque de las Ciencias a la ciudad.

La pasarela que conecta con la margen opuesta del Genil es el brazo que introduce la ciudad en el parque generando un nuevo acceso peatonal que enlaza con puntos de encuentro y reunión. El proyecto propone una nueva forma de recorrer el parque, permitiendo abarcar el conjunto desde una cota elevada, e incluso traspasar el vestíbulo a través del lucernario principal, descendiendo luego hasta la plaza de acceso.

Un plano continuo plegado flota a diez metros de altura sustentado por la estructura de las grandes cajas principales, definiendo en sus intersticios el gran vestíbulo, referencia permanente de los recorridos interiores y exteriores, subrayado por la luz rasante de las aberturas de fachada y enfatizado en el núcleo del edificio por la gran fisura acristalada que identifica el complejo. La idea de interactividad está presente en todos los niveles de relación del nuevo edificio. Nuevos trayectos urbanos enlazan con las circulaciones interiores del recinto, que comparte así su dimensión pública con la ciudad. 

El vestíbulo conduce y orienta a los visitantes, recibiendo los flujos desde la plaza de acceso y desde el espacio verde junto al río, y los pone en relación con los grandes espacios abiertos del interior del recinto.

El proyecto proporciona una serie continua de espacios en los cuales moverse con libertad y total accesibilidad, donde el visitante descubre los posibles recorridos entre múltiples opciones, con la idea de que el usuario se transforme en el sujeto interesado y curioso que asume un papel activo dentro del edificio. La elección de los materiales atiende a criterios de innovación tecnológica y ahorro energético: algunos tramos de la cubierta se adaptan para la captación de energía solar; otros son contenedores de material de la obra o de otros procesos industriales para ser clasificados y procesados in situ.


Arquitectos Architects

Carlos Ferrater, Eduardo Jiménez, Yolanda Brasa

Consultores Consultants

Juan Calvo, Pondio (estructura structure)

Contratista Contractor

Dragados; Frapont (techos y revestimientos ceilings and sheathing)

Fotos Photos

Alejo Bagué