El proyecto distribuye 105 viviendas en tres volúmenes dispuestos en forma de abanico sobre un mismo basamento de doble altura que contiene un centro de salud y un centro cívico. Ante la complejidad del entorno —dentro del distrito 22@, en una manzana donde el tejido urbano se recorta con la traza de la Diagonal—, el proyecto adopta una doble estrategia: por un lado, el zócalo reconoce la trama del Ensanche, apoyándose en sus alineaciones; por otro, los volúmenes dan continuidad a la secuencia de bloques vecinos que responden a la Diagonal. Ambas geometrías se suman en el chaflán, reforzando la identidad de la trama Cerdá.

Cada edificio dispone de siete u ocho viviendas por rellano, con un corredor central que se ilumina y se amplía en los extremos, para albergar el núcleo vertical hacia el norte, y un balcón comunitario con vistas hacia el sur. En las cubiertas se sitúan la lavandería, los tendederos y unos solárium donde se instalarán huertos urbanos. La cubierta del zócalo se habilita como una terraza a la altura de la copa de los árboles; equipada con bancos, ofrece vistas sobre el entorno y permite la integración de los tres edificios en una única comunidad. Cada uno dispone de un espacio polivalente, conectado con el exterior, para organizar actividades, impulsadas por los servicios sociales.

En las viviendas, la tipología de alquiler de 40m² organiza una secuencia de espacios alrededor de un núcleo central que alberga el ámbito más privado del baño. La habitación y la sala de estar se leen como un espacio continuo y flexible, articulado por la terraza. La cocina y la zona de lavado se incorporan a la secuencia de espacios alrededor del núcleo. Las estancias nunca son estancas; a través de puertas correderas y paredes móviles los espacios se conectan o separan, logrando distintos grados de intimidad.

La estructura de pantallas perimetrales y pilares de hormigón armado, intercalados en el interior, garantiza que la vivienda esté libre de pilares. El cerramiento exterior se realiza con el sistema SATE, con un aislamiento exterior de 120 mm y con los marcos de los huecos de piezas industrializadas de acero galvanizado, mientras que la planta baja, a modo de gran zócalo común, se cierra con grandes piezas prefabricadas de GRC. Persianas orientables de aluminio en el plano de fachada permiten un espacio intermedio que actúa como colchón térmico y acústico. La colocación de un buen aislamiento por el exterior consigue la inercia térmica en el interior y garantiza la ausencia de puentes térmicos, proporcionando el máximo confort a la vivienda. El edificio está conectado a Districlima, una red urbana de distribución de calor y frío, y tiene la calificación energética clase A.