Norman Foster publica tres obras grandes que son grandes obras. Las dimensiones colosales de estos libros simultáneos ocultan la atención íntima dedicada a cada página, porque el trazo y la mirada del arquitecto está presente por doquier. La monumental monografía de Taschen en dos volúmenes está firmada por Philip Jodidio, pero es producto de tres años de trabajo con Foster, y si el primer tomo contiene la obra completa, el segundo reúne un conjunto de ensayos escritos e ilustrados por el mismo arquitecto, que exploran las raíces y las fuentes de su trabajo. El gran catálogo del Centro Pompidou está al cuidado del comisario de la exposición, Frédéric Migayrou, pero tanto su introducción como la entrevista a Foster y la organización a la vez cronológica y temática de la obra reproducen las tesis del británico, extraordinariamente implicado en la organización de la muestra. Y el tercer volumen de Sketchbooks, correspondiente a 1986-1990, está compilado por Jorge Sainz —al igual que los dos anteriores, 1975-1980 y 1981-1985, y el que abrió la serie con una síntesis, cubriendo 1975-2020—, pero el arquitecto ha supervisado las publicaciones, que edita la Norman Foster Foundation.
El tamaño de estos libros puede expresarse a través de su peso, y en eso la pareja de Taschen supera cualquier límite con 11,33 kilos, muy superiores al volumen del Pompidou (1,65 kilos) o al III de Sketchbooks (2,28 kilos), aunque los cuatro tomos ya aparecidos llegan a los 9,08 kilos. Sin embargo, estas dimensiones titánicas, que muchos asociarán a la escala XL de muchas obras del británico, se reconcilia con la atención minuciosa y el croquis exacto que hacen hablar al papel y a la tinta con susurros. Con susurros hablan los volúmenes de Taschen, tanto en las 696 páginas de los Works como todavía más en las 368 de Networks, y ello pese a que semejan en su escala a las grandes partituras medievales de canto gregoriano que hallamos en el facistol de algunas iglesias. Con susurros habla también el catálogo del Pompidou, porque los dibujos de Foster repartidos entre sus páginas remiten inevitablemente a la primera sala de la exposición, donde los cuadernos de croquis en las vitrinas tenuemente iluminadas servían de prólogo íntimo a la muestra. Y con susurros habla también, desde luego, el último volumen de Sketchbooks, que vuelve a reunir esquemas espaciales, diagramas constructivos y visiones de conjunto con anotaciones de exquisita caligrafía, reflexiones elegantemente ordenadas y hasta storyboards de conferencias.
El segundo volumen de Taschen, Networks, se inicia con dos dibujos a página completa, el titulado ‘Objetos voladores, astronauta con bicicletas’, procedente del sketchbook de Foster, y fechado en junio de 2000; y el de Focho publicado en 2015 en Arquitectura Viva, inspirado en la portada de Hergé, y que representa a ‘Fosterman’ dibujando en la Luna. No era la primera vez que Hergé inspiraba a Focho, porque en 1991 había situado a Foster en otra portada de Tintín, y fue precisamente ese dibujo, reproducido en una camiseta que le hice llegar al cumplir 60 años, el que motivó su agradecimiento con una versión iluminada y con un nuevo bocadillo del retrato aparecido en la revista. En las páginas inmediatamente siguientes de Networks, el arquitecto ha elegido tres dibujos que resumen bien su trayectoria, y que de nuevo hablan en voz baja de la ambición de su empeño y de la consistencia intelectual y artística de su enfoque: su obra agrupada por categorías, un mapa mental de sus proyectos, y la filosofía de diseño contenida en todo aquello que le inspira, extraídos de los sketchbooks en 2019, 1997 y 2017.
Dos de las tres obras reseñadas aquí tienen los edificios de Foster como hilo conductor, y es sin duda a través de sus construcciones como el británico ha ingresado en la historia de la arquitectura. Sin embargo, nada expresa tan bien la coherencia de su itinerario como sus dibujos, y nada nos interpela con tanta elocuencia en sordina como sus notas manuscritas, que nos permiten un acercamiento inesperado a su trabajo, y es eso lo que hace singularmente importante la edición abordada por la Norman Foster Foundation, que al publicarse por lustros alcanzará al menos diez volúmenes, levantando el más colosal homenaje al arquitecto a través de sus reflexiones más íntimas.
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