Incluso antes de construirse, la nueva arquitectura berlinesa ya es motivo de grandes titulares. Philip Johnson —el venerable anciano que ha dado vida y ha vuelto a enterrar las grandes corrientes de los últimos 60 años, desde el Estilo Internacional al Deconstructivismo, pasando por el Posmoderno— manifestaba en su ‘Berlin Lecture’ de 1993 el temor a que la actual política edificatoria de Berlin obligara a todos los arquitectos a construir más o menos lo mismo. Aumentan las voces que hablan de un formalismo banal y una arquitectura ‘normal’ insignificante, y se sienten llamados a defender con todos los medios la libertad de la expresión artística.
La ‘reconstrucción critica’, la guía oficial del urbanismo berlines, se ha convertido en bandera de la crítica de arquitectura. La política edificatoria ha dictado unas reglas del juego para someter por decreto la actividad constructora a una lirica berlinesa. El responsable de la construcción en la ciudad, Hans Stimmann, calificaba de obligatoria la lógica estructural de la manzana residencial y su altura de comisa (22 metros) juntamente con la alineación de su fachada de huecos. Se convertía así en escala vinculante no la edificación moderna de la Siedlung, sino la ciudad del siglo XIX, sobre un casco antiguo destruido en amplias zonas…[+]